LA IDEA EN LA PRÁCTICA

Herramientas para Desaprender y Aprender

El Proyecto

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Gerd Altmann/Pixabay

HERRAMIENTAS ÚTILES CUANDO ES NECESARIO:

El proyecto HDA

Presento en esta página un documento que trata de responder a varias de las “preguntas frecuentes” acerca de las Herramientas para Desaprender y Aprender, desde los primeros pasos a mediados de 1998, hasta el inicio de la Tercera Etapa y la apertura de la primera edición del sitio de las Herramientas en Internet, en los primeros meses de 2020.

De principio a fin, mi agradecimiento a quienes han colaborado en diversas etapas y formas en el proyecto. Primeramente a Juan de Dios Palazuelos Cabanillas, Germán Osornio y a mi hermano José, quienes por años han seguido de cerca el proyecto de Herramientas, dispensándome horas valiosas de su paciencia, creatividad y sabiduría.

Igualmente, conservo una deuda de gratitud con los académicos de la Universidad Autónoma de Baja California que participaron en la segunda etapa del proyecto: Clotilde Lomelí Agruel, Rolando Bojórquez Pacheco, María Luisa Castro Murillo, Yessica Espinosa Díaz, Clara Elena Gallego Salas, Dennise Islas Cervantes, Jesuán Sepúlveda, Miguel Ángel López Montoya, Daniel Mejía, Armandina Serna Rodríguez, Olivia Varela Cota.

Finalmente, gracias a los benefactores del proyecto, incluyendo a los estudiantes, profesores, profesionistas, empresarios, trabajadores y servidores públicos que han ofrecido sus testimonios acerca de las Herramientas.

Luis Lloréns Báez, autor.

Las Herramientas en la educación: notas sobre un modelo de aprendizaje.

Primero.

Las herramientas para desaprender y aprender sirven para fines de educación o de capacitación solo en la medida en que el proceso esté realmente centrado en el aprendizaje, es decir, en las necesidades, ritmos, contextos y resultados de quienes aprenden, y no, en cambio, centrado en los requerimientos de la enseñanza, o de su administración. Esto nos dice, entre otras cosas, que el aprendizaje tiene que ser relevante dentro de un contexto significativo, e igualmente, que todo aprendizaje se encuadra en un antes y un después, es decir, cambia continuamente.

Segundo.

Debido a lo anterior, la meta en el aprendizaje no puede ser “cumplir” con, o “aprobar”, un programa de curso, sino fundamentalmente lograr aprendizajes, en los alumnos y en el docente, aprendizajes que propicien cambios porque pueden ser comprendidos, enriquecidos y reutilizados en problemas o circunstancias diferentes. El verdadero aprendizaje es el que forma en la materia que se estudia, y al mismo tiempo hace a los estudiantes y a sus maestros aprendices de por vida, y no el que supuestamente se mide en una calificación.

Tercero.

Centrar el proceso en el aprendizaje no se refiere solamente a los contenidos, sino sobre todo al proceso que conduce al aprendizaje, a través de los contenidos, estrategias, experiencias y otros ingredientes. Esto implica ordenar el proceso en torno a cinco preguntas que quienes aprenden, alumnos y maestros, necesitan hacerse, comprender y responder como parte de dicho proceso: primera, ¿qué es lo que voy a aprender, en este curso, programa o experiencia?; segunda, ¿por qué (motivos, razones) y para qué (objetivos, usos, consecuencias) es importante que lo aprenda, tomando en cuenta el contexto del proceso y el mío?; tercera, ¿cómo habré de aprenderlo, es decir, cuál es el mejor proceso que contiene, por ejemplo, estrategias, técnicas, herramientas y acciones en las que me puedo apoyar para lograr el aprendizaje?; cuarta, ¿cómo sabré que he aprendido lo que esperaba aprender? Y quinta, ¿hay límite de vigencia de lo que he aprendido?

Cuarto.

El aprendizaje no puede evaluarse sin conocer y tomar en cuenta el contexto del estudiante; la evaluación no sirve de gran cosa si sigue siendo el salvoconducto que permite pasar de curso a otro o de un ciclo a otro.  Pocas cosas refuerzan tanto la idea del aprendizaje como acumulación de conocimientos que la acumulación de puntos en forma de calificaciones. En cambio, la evaluación sirve, tiene sentido y valor, cuando se concibe y aplica como una oportunidad para quien aprende, de reconocer sus aciertos, e igualmente sus errores, para no repetirlos. La evaluación es una de las mejores estrategias de aprendizaje, aunque todavía es ampliamente malentendida.

Quinto.

Aprender a aprender implica que el aprendizaje no es sólo de contenidos que se memorizan, comprenden o aplican, sino también y, con la misma importancia, del proceso y por lo tanto de actitudes, habilidades y herramientas que se aplican para llegar a resultados. Los contenidos usualmente se circunscriben al contexto y circunstancias específicos del aprendizaje; en cambio, el proceso, incluyendo el aprendizaje de las herramientas, crea la oportunidad de rehacer, experimentar, mejorar y por consecuencia transferir un aprendizaje de un contexto y tiempo a otros.

Sexto.

La principal contribución del profesor en un proceso centrado en el aprendizaje, radica en su experiencia, inteligencia, paciencia e intuición para hacer pensar, generar confianza y gusto por aprender, alentando así el mejor conocimiento posible en sus alumnos. Inspirar es la síntesis de su misión, y para ello conoce su materia, así como  las estrategias, técnicas, trucos y herramientas que pueden contribuir a realizar dicha misión.

Séptimo.

La materia prima de todo aprendizaje es la información, por ejemplo, la que se comparte entre quienes participan en una sesión de clase o de laboratorio. A esta información hay que agregar, en ese mismo ejemplo, la que traen consigo los participantes, entretejida en conocimientos y experiencias previas. Adicionalmente, hay que considerar el universo digital y físico de información a disposición quienes se reúnen en la sesión. Esta circunstancia nos plantea al menos dos preguntas relevantes, quizás para redimensionar el aprendizaje: por un lado, ¿qué peso real tienen estas y otras modalidades de la información en diferentes escenarios del aprendizaje? Y la segunda, ¿qué lugar podemos anticipar que ocupará en el aprendizaje la presencia creciente de la inteligencia artificial?

Testimonios

Parte esencial del Proyecto HDA son las vivencias y opiniones sobre las Herramientas, por parte de quienes han encontrado es este espacio contenidos útiles. Presentamos aquí una selección de estos puntos de vista, principalmente de profesionistas, profesores, alumnos y miembros de comunidades diversas, que agradecemos en todo lo que valen.

Educadores (maestros, padres de familia, capacitadores de empresa).

Estudiantes (dentro o fuera de una escuela).